El Cardenal Habla a Los Jóvenes Adultos Acerca del Arrepentimiento y la Conversión de Corazón

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Genevieve Feiler fue una de las más o menos 1.000 personas que recibió un mensaje cuaresmal de parte del cardenal Dolan sobre el arrepentimiento y la conversión de corazón durante la Misa de Jóvenes Adultos en la Catedral de San Patricio el 4 de marzo. “Es un gran mensaje cuaresmal sobre la conversión de corazón lo cual creo es la esencia de lo que debe ser la Cuaresma”, dijo a CNY la señorita Feiler, de 26 años y quien asiste a misa en la parroquia de San José en el Greenwich Village. “Cuando recibimos las cenizas la semana pasada, (el sacerdote) dijo arrepiéntanse y crean en el Evangelio, lo cual es una representación completa de la conversión de corazón para volver al Señor, especialmente para que algunas personas sean la luz que trae a otros de vuelta a Cristo”, dijo Feiler. El cardenal Dolan se centró en el arrepentimiento y la conversión en su homilía después de una lectura de Jonás y del evangelio según San Lucas. “El arrepentimiento significa que nos apartamos del pecado. Que lo admitimos”, dijo el cardenal. “Le decimos al Señor que lo sentimos y pedimos su misericordia y su gracia para hacerlo mejor”. “Una conversión de corazón significa que nos apartamos de cualquier cosa que nos impida abrazar plenamente a Jesús”. “Han notado que esta conversión de corazón y arrepentimiento es siempre una danza de dos pasos porque siempre nos dirigimos hacia alguien, principalmente a nuestro Señor y Salvador. Ahí está el primer paso. En el segundo paso, siempre nos alejamos del pecado, y cualquier cosa que nos aleje de un amor y fe sin diluir en Jesús”. El cardenal Dolan reflexionó sobre los cinco misterios luminosos del Rosario que San Juan Pablo II instituyó. El cardenal hizo hincapié en el tercer misterio luminoso: el anuncio del reino de Dios y la llamada a la conversión. “El santo pensó en lo que resume la enseñanza de Jesús, la predicación del reino y el llamado a la conversión”, dijo el cardenal Dolan. “Eso está en el núcleo y base de la Biblia, las escrituras judías y las escrituras cristianas”. El cardenal Dolan concluyó su homilía recordando su visita el Miércoles de Ceniza al Centro Correccional de Sing Sing en Ossining, donde el habló con un preso que estaba encarcelado por segunda vez, probablemente por el resto de su vida. El prisionero se enfrentó a la opción de estar enojado, deprimido o recurriendo a las drogas, o de tomar buenas decisiones y apartarse de todo aquello. El escogió las buenas decisiones al permanecer sobrio durante seis años, con un trabajo en la capilla de la prisión y luchando para obtener un título a través de un programa universitario. “Ese hombre sabía lo que significa el arrepentimiento y la conversión del corazón. Jonás lo sabía, Jesús lo sabe, nosotros sabemos y de eso se trata la Cuaresma”, dijo el cardenal Dolan. Los jóvenes adultos comenzaron a llegar una hora antes del inicio de la misa para la adoración eucarística con oración dirigida por monseñor Joseph LaMorte, vicario general de la arquidiócesis; confesión; recitación del rosario por parte de Colin Nykaza, director de la Oficina Arquidiocesana de Alcance y Ayuda para Jóvenes Adultos; y música de Danielle Rose, cantante y músico. La misa terminó con la oración a San Miguel Arcángel. En la procesión de clausura, el cardenal Dolan saludó a los jóvenes adultos antes de llevar a un grupo de ellos hasta una imagen misionera de Nuestra Señora de Guadalupe, una de solo cuatro en todo el mundo. Una reunión social se llevó a cabo justo después de la misa en Haswell Green’s. “Los jóvenes adultos aman al cardenal Dolan, y él los ama”, dijo Nykaza. “Esta misa es siempre una gran oportunidad para que los jóvenes adultos se encuentren con Jesús de una manera poderosa y de ayudarles a profundizar en la Cuaresma. Yo espero que los jóvenes adultos encuentren el amor incondicional de Jesús por ellos y que no estén solos en las luchas por las que están pasando”. Caterine Sánchez es originaria de Pensilvania y ahora trabaja en la industria de la moda en Manhattan. Ella dijo que le gusta asistir a las misas de jóvenes adultos, agregando: “Para mí, la comunidad católica es como una familia”.

La Srta. Sánchez, de 33 años, que asiste a misa en la parroquia de San Malaquías en Manhattan, dijo que ha renunciado a ver televisión y películas para la Cuaresma y aceptó la invitación de Dios a “tener relaciones más profundas y realmente a construir una familia espiritual”. “La cuaresma es un tiempo de preparación y remembranza, de sentir y recordar la muerte y resurrección de Jesús, y luego la nueva vida”, dijo Srta. Sánchez. Joe Muir, de 37 años, vive en Passaic, N.J., donde trabaja en la Catedral de San Miguel Arcángel del rito católico bizantino. Él se ofreció como voluntario para distribuir los programas antes de la misa. “Es bueno ver a muchos jóvenes juntos celebrando la fe, especialmente durante la Cuaresma. Es agradable poderse conectar con otros católicos”, dijo Muir. Mientras tanto, Feiler dijo que había estaba buscando una comunidad desde que se mudó por primera vez a Nueva York de la Florida hace 11 meses. “Uno de los primeros eventos a los que fui cuando me mudé aquí fue una misa de jóvenes adultos”, dijo Feiler. “Es extraordinario ver a los jóvenes adultos venir aquí cada mes para celebrar la misa, con personas que nunca has conocido y otras a quien ya conoces, construir comunidad y ser representantes de lo que es un Cristo amoroso. “Estoy tan bendecida por esta comunidad”.