‘Fe Marcha por La Justicia’ Atrae Participantes Interreligiosos en Washington Heights

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Una manifestación interreligiosa, marcha y vigilia de oración el 7 de junio en Manhattan, haciendo hincapié en la solidaridad contra el racismo, contó con la participación del clero y feligreses católicos.

El evento, llamado Fe Marcha por la Justicia, y en inglés “Faith March 4 Justice”, se dio en respuesta a la muerte el 25 de mayo de George Floyd mientras estaba bajo custodia policial en Minneapolis, Minnesota. Floyd murió cuando el oficial Derek Chauvin presionó su rodilla contra su cuello por 8 minutos y 46 segundos.

Chauvin y otros tres oficiales que estaban presentes enfrentan cargos criminales y han sido despedidos de sus trabajos.

El incidente desencadenó protestas en todo el país y el mundo. El papa Francisco emitió firmes palabras de denuncia en su audiencia general semanal el 3 de junio, diciendo: “He sido testigo con gran preocupación de los inquietantes disturbios sociales en su nación en estos últimos días, tras la trágica muerte del Sr. George Floyd. No podemos tolerar ni hacernos los de la vista gorda ante el racismo y la exclusión en cualquier forma y, al mismo tiempo, pretender defender lo sagrado de toda vida humana”. El papa también dijo: “La violencia de las noches recientes es autodestructiva y auto derribadora”.

La manifestación multicultural, en la cual la parroquia de Santa Elizabeth desempeñó un papel principal, ocurrió afuera de la escuela de Santa Elizabeth, después de la cual los participantes marcharon más o menos una milla de largo en la area de Washington Heights hasta el Santuario de Santa Francisca Cabrini, donde tuvo lugar la vigilia de oración al aire libre. Los participantes marcharon hacia el sur por la avenida Wadsworth a través de la calle 181 West y luego hacia el norte por la avenida Fort Washington hasta el Santuario Cabrini, cantando las canciones en inglés “Amazing Grace” y “We Shall Overcome”. El encuentro fue reminiscente de las marchas de fe durante el movimiento por los derechos civiles en la década de 1960.

El evento atrajo a unas 100 personas, incluyendo sacerdotes y feligreses de iglesias en el Decanatura del Norte de Manhattan, como el Buen Pastor y la Encarnación.

Entre los sacerdotes católicos que participaron se encontraban el padre Thomas Faiola, O.F.M. Cap., párroco del Buen Pastor en Manhattan; padre Clement Umoenoh, capellán del hospital Nueva York Presbiteriano/Columbia, y que está en residencia en Santa Elizabeth; padre Justin Cinnante, O. Carm., capellán de Iona Prep en New Rochelle; y el padre Michael Eguino, S.D.B., vicario parroquial de Santa Elizabeth, quien fue un organizador del evento.

También estuvieron presentes dos obispos luteranos del Distrito Atlántico, el obispo Derek Lecakes y el obispo David Benke, quien se encuentra jubilado, y otros clérigos luteranos.

“Lo único que falta en todas estas protestas ha sido la fe, trayendo a Dios a todo esto. Nosotros como Iglesia ofrecemos una alternativa basada en la fe”, dijo a Catholic New York el padre Michael Eguino mas tarde en una entrevista telefónica.

“El hombre puede cambiar una ley, pero es Dios quien cambia el corazón. El racismo es un pecado. Tenemos que hablar en contra de la injusticia. Así como Dios no abandona a Su pueblo, los pastores no abandonan el rebaño”.

Julia Attaway, directora ejecutiva del Santuario Cabrini, asistió a la vigilia de oración. “Estuvimos aquí esperando para recibir a la gente a medida que llegaban”, dijo a CNY. “Eran personas de diferentes orígenes, diferentes denominaciones, incluyendo judíos. Fue muy hermoso. No era anti nada excepto el pecado... Diferentes miembros del clero cada uno oraron, y luego todos dijeron juntos el Padre Nuestro al final”.

Junto con el padre Eguino, los oradores en la manifestación incluyeron al reverendo luterano Dr. John A. Nunes, presidente del Concordia College en Bronxville; Alizae Burgess, líder de un grupo juvenil en Santa Elizabeth; y Abraham Alarcón, un feligrés de Santa Elizabeth que trabaja en la Oficina Catequética arquidiocesana.

La Sra. Burgess, que es de ascendencia dominicana, habló de ser perfilada racialmente por la policía cuando era adolescente, y agregó que los saqueos y la violencia no tienen cabida en las protestas. Alarcón habló de que el racismo era un pecado.

El reverendo Nunes, de ascendencia jamaiquina, habló de que su hijo experimentó racismo y discriminación.

La gente de la multitud gritaba: “¡George Floyd importa!” Y gritaron los nombres de otras personas afroamericanas desarmadas que han muerto en incidentes policiales o mientras han estado bajo custodia.

Alrededor de media docena de oficiales de la policía del distrito 34 fueron asignados para monitorear la manifestación, marcha y vigilia de oración. Durante la vigilia, también hubo oraciones por los oficiales. “Varios policías se vieron emocionalmente conmovidos”, dijo el padre Eguino. “Ellos lloraron.”