Fieles en Misa de la Catedral Animados a Imitar al Divino Niño Jesús

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El celebrante de la Misa del Divino Niño Jesús este año en la Catedral de San Patricio habló sobre “aumentar la fe, servir y amar a Dios”, e hizo énfasis en que el Divino Niño Jesús vino al mundo “para compartir en nuestra humanidad”.
La misa, la cual se ofreció el 30 de octubre, es una tradicional fe colombiana y una celebración cultural.
“El Señor vino con humildad, un niño pequeño en los brazos de María y José”, dijo durante su homilía el obispo auxiliar Manuel Aurelio Cruz de la Arquidiócesis de Newark. “Me siento alegre y contento de estar aquí hablando con todos ustedes acerca de imitar las virtudes de este Niño: la virtud de la confianza, la virtud de la humildad y la gran virtud de la alegría”.
El obispo Cruz señaló que sus palabras iban dirigidas a todos los que estaban en las bancas, y en especial a los niños, señalando que sus jóvenes rostros le recordaban el motivo de la reunión: honrar al Divino Niño Jesús.
“Todos tenemos que aprender, mis queridos hermanos y hermanas, esa gran virtud de la humildad”, dijo el obispo, quien también agregó que San Agustín abordó la importancia de la humildad en el camino hacia la salvación.
“Una persona humilde es una persona que no tiene miedo de vivir en la verdad, no tiene miedo porque sabe confiar, confiar en el amor incondicional de Jesús”, dijo el obispo. “Aquel que ha venido a rescatarnos, a librarnos del pecado y de la muerte, y que nos ha prometido a cada uno de nosotros una vida en el cielo… Todo vuelve al amor.
“En el amor hay confianza; en el amor no hay miedo; en el amor podemos decir 'sí' como dijo María. Y un sí como el de San José: no lo entiendo, pero lo acepto. Me entrego a la voluntad de Dios”.
Al hablar sobre el “don de la fe” y de la noche en que nació Cristo, el obispo Cruz dijo: “Todo fue acerca de los grandes misterios de la humildad, de la confianza y del amor... El amor debe reinar, como dijo Jesús: “Yo reinaré. El obispo Cruz agradeció a los padres de familia en las bancas de la catedral por criar a sus hijos en la fe, con los sacramentos.
Wanda Vásquez, directora del Ministerio Hispano arquidiocesano, dio las palabras de apertura y clausura, expresiones de gratitud y denotando el significado de la celebración del Divino Niño; y el obispo Cruz se unió a la Sra. Vásquez en las palabras finales. El diácono Carlos Campoverde de la parroquia de la Asunción en Peekskill asistió durante la misa.
El Divino Niño, también conocido como Divino Niño de Bogotá o Divino Niño Jesús, es una estatua religiosa de madera del niño Jesús originaria de Bogotá, Colombia. Una cruz que originalmente estaba en la parte de atrás fue quitada cuando la compró en 1935 en una tienda de Bogotá un sacerdote salesiano italiano, el padre Giovanni Rizzo, quien estaba asignado a Colombia.
La estatua de 17 centímetros de alto (aproximadamente 6,7 pulgadas) con los brazos extendidos y vistiendo una tradicional túnica rosada tiene en su base la inscripción "Yo reinaré", un rótulo específicamente solicitado por el padre Rizzo. Es una de las imágenes religiosas más populares en Colombia, especialmente entre los católicos, la cual se dice tener poderes curativos milagrosos.