La Fe Estaba Presente ‘en Los Momentos Más Oscuros’, Dice Sacerdote

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En los próximos días, el padre Fabián Márquez planea asistir a 17 funerales. Oficiará uno y presenciará los otros 16, incluso uno en la ciudad de Chihuahua City en México.

El sacerdote está conectado a todos estos servicios fúnebres en honor a las personas fallecidas en el tiroteo masivo del 3 de agosto en un  Walmart de El Paso, Texas porque él estaba allí cuando miembros de cada una de estas 17 familias supieron la noticia de que sus seres queridos habían muerto en la balacera.

En total, 22 personas ocupadas con sus quehaceres diarios ese día fueron asesinadas presuntamente por un joven de 21 años que puede enfrentar cargos de crimen de odio además de la pena de muerte.

Estas familias esperaron durante horas—por la noche y al día siguiente—para informarse sobre sus familiares desaparecidos, en la Escuela Primaria-Intermedia MacArthur en El Paso, la cual se asignó como un centro de reunificación.

El padre Márquez, párroco de la Misión Católica El Buen Pastor, en Sparks, Texas, dijo que el obispo Mark J. Seitz instó a los sacerdotes en la Diócesis de El Paso a “estar presentes” en la comunidad.

Él fue primero en llegar al hospital local y luego al centro de reunificación, donde permaneció desde la 1 p.m. del 3 de agosto hasta aproximadamente las 5:30 pm del día siguiente. Algunos durmieron esa noche en las instalaciones educativas, pero la mayoría sólo estaban esperando noticias de sus familiares o amigos.

El padre Márquez no durmió. Explicó que la multitud inicial disminuyó a medida que gradualmente la gente se iba reuniendo con sus familiares, pero para la mañana siguiente, aquellos que seguían allí estaban cansados, frustrados y cada vez más preocupados.

Para las 10 a.m. del día siguiente, cuando las tensiones y emociones se volvieron intensas para los que no habían recibido noticias, él sugirió que el grupo—conformado por varios católicos—se uniera en oración por 30 minutos, especialmente porque era el momento en que muchas personas en toda la ciudad estarían en sus respectivas iglesias.

Cuando rezaron, unidos a algunos oficiales de policía que estaban en el centro, el padre les dijo que el momento era parecido al momento cuando los apóstoles se estaban escondiendo después de la crucifixión de Jesucristo.

“Ellos estaban lastimados, así como lo estamos nosotros, y él se apareció y les dijo que la paz esté con ustedes”, fue el mensaje que el padre le dio al grupo haciendo hincapié: “Necesitamos paz ahora en nuestra comunidad... necesitamos paz para cambiar esta tragedia”.

Les pidió a todos que se abrasaran uno al otro, lo cual no habían hecho en las casi 24 horas que habían estado juntos, y les dijo que la paz era un signo visible del poder de la oración y de la fe, la cual a su vez les ayudó a afrontar la trágica noticia que recibirían más adelante.

“Fue emocionalmente fuerte y desgarrador” darles a las familias la noticia que no querían escuchar, pero el padre Márquez sintió que era importante estar allí para “servir a aquellos que más sufren”.

“En los momentos más oscuros nuestra fe estaba con ellos; es lo que hacemos como cristianos”, le dijo a Catholic News Service (CNS) el 7 de agosto.

Desde el centro de reunificación, el padre Márquez se fue un rato a su casa y luego a un servicio de oración participado por personas de diferentes creencias, antes de finalmente regresar a su hogar pasada la medianoche para recuperar el sueño.

El sacerdote, quien nació y se crió en El Paso, explicó que nadie de su parroquia había muerto en el tiroteo, pero muchos de sus parroquianos conocían a la víctima más joven que perdió la vida en el tiroteo del Walmart: Javier Amir Rodríguez, un apasionado jugador de fútbol de 15 años, y de familia católica que estaba a punto de empezar su segundo año en la Escuela Secundaria Horizon en El Paso.

Rodríguez fue a Walmart ese día con su tío para comprar útiles escolares. Ambos estaban haciendo fila en el banco dentro del establecimiento cuando el tirador abrió fuego. El tío de Rodríguez recibió un disparo en el pie y está en condición estable.

Durante estos días después del tiroteo, el padre Márquez se ha reunido con las familias y les ha ayudado a planear los funerales y homenajes. El sacerdote fue entrevistado por CNS en el sitio que se ha improvisado en honor a las víctimas en el centro comercial El Paso con el fin de rezar y reunir a los afligidos por la tragedia.

“Hay mucho dolor, heridas, lágrimas desde el inicio del día hasta la noche”, dijo el padre. Contó que las personas han dejado rosarios y estampitas, están ayudando a los demás y llorando uno con otro.

“Nuestra comunidad necesita estar fuertemente unida”, dijo antes de agregar: “Seremos fuertes porque Dios está con nosotros”.—CNS