La Hermana Norma, en el Manhattan College, Dice ‘Hablen’ de Inmigración

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En el Manhattan College en el Bronx, la hermana Norma Pimentel, M.J., instó a los 430 invitados reunidos en el Kelly Commons a “hablar” en contra de las políticas de inmigración de los Estados Unidos.

“Tenemos que estar denunciando lo que está mal; tenemos que hacer algo”, dijo la hermana Norma, una defensora de los inmigrantes y justicia social con sede en Texas, durante su conferencia vespertina el 19 de febrero.

“Necesitamos tener una voz más fuerte, una voz más profética. Tenemos que asegurarnos de que nuestras políticas sean respetuosas con la vida. Esto es algo en lo que tenemos que trabajar...Es una forma de…como dijera: de recuperar mi humanidad. Porque nos la están robando. Hay miles de familias que están ahí en el sur de Texas, adoloridas”.

La hermana Norma, miembra de las Misioneras de Jesús, es directora ejecutiva de Caridades Católicas del Valle del Río Grande. Licenciada como consejera, ella fue fundamental en la organización de recursos comunitarios como respuesta a la oleada de centroamericanos buscando asilo en los Estados Unidos y en la creación de centros de Ayuda Humanitaria en McAllen y Brownsville, Texas.

Haciendo énfasis en las luchas de los recién llegados inmigrantes, la hermana Norma dijo: “No es fácil para ellos. Pero definitivamente es más seguro que si volvieran a casa”.

Para aquellos que buscan asilo, dijo la hermana: “Comenzamos el proceso de curación de todos los traumas por los que han pasado, especialmente los niños”.

La hermana Norma, originaria de Brownsville, es hija de inmigrantes mexicanos. Su trabajo en nombre de los inmigrantes le ha dado protagonismo nacional. En el 2018, fue galardonada con la Medalla Laetare de la Universidad de Notre Dame. 

Además de instar al habla, ella animó a los miembros de la audiencia, incluyendo a casi 150 estudiantes del Manhattan College, a orar por los nuevos inmigrantes y a comunicarse con ellos aquí en el área de Nueva York, en el sur de Texas y en cualquier otro lugar donde su desesperanza y desesperación son evidentes. Es importante que lo hagamos, dijo la hermana, para que la gente pueda hacer una diferencia “como comunidad, como Iglesia, y como escuela”.

Ella ha sido testigo de tal desesperación en el sur de Texas, muchas veces compartiendo lágrimas y oraciones con las mismas familias. Ella dijo que comienza cada mañana con Dios, orándole, confiando en él, y que ella confía en el poder de la Eucaristía.

De hecho, es su respuesta a aquellos que preguntan si se agota y se abruma. Sí, responde ella, y vuelve a la oración y a la Eucaristía.

Además de hablar, la hermana Norma sugirió escribir cartas a los legisladores en pro de políticas de inmigración justas y ecuánimes, y participar en la búsqueda de derechos del inmigrante, localmente o en cualquier otro lugar.

“Vayan a la misa. Oren a Dios. Él les guiará”, dijo la hermana Norma a los miembros de la audiencia.

Las recientes políticas de inmigración, citadas por la hermana Norma como injustas, incluyeron la separación de familias, la detención de niños y más recientemente los Protocolos de Protección al Migrante, que requieren que los migrantes permanezcan en México mientras buscan asilo en los Estados Unidos.

“Ellos tienen fe, tienen una fe tremenda”, dijo la hermana Norma sobre los recién llegados inmigrantes que escapan de circunstancias terribles en los países centroamericanos y tratan de comenzar de nuevo en los Estados Unidos. Es común, señaló la hermana, que cuando entran en un centro de ayuda y alivio y ven imágenes de Jesús y María caen de rodillas y lloran lágrimas de alivio. “Su fe es increíble”, dijo ella.

Kevin Ahern, profesor asociado de estudios religiosos en el Manhattan College, fue uno de los principales organizadores de la conferencia de la hermana Norma. “Al igual que nuestro Santo Padre, la hermana Norma nos invita a ir más allá de la retórica política, las estadísticas abrumadoras y las fotos desgarradoras para recordarnos que todos y cada uno de los niños, mujeres y hombres migrantes nos revelan el rostro de Cristo”, dijo Ahern a Catholic New York.

“Basado en nuestra misión católica lasaliana, nuestra universidad se toma muy en serio las realidades y las luchas a las que se enfrentan los inmigrantes y refugiados”, explicó Ahern. “Tenemos grupos de estudiantes que regularmente bajan a la frontera (para ser voluntarios)”.

Ahern también señaló que muchos estudiantes organizan actividades “para ayudar a sensibilizar a la gente acerca de las realidades de los migrantes, y el llamado del papa Francisco para que todos tomemos medidas al respecto.