Misa Conmemorativa en Iglesia del Bronx Recuerda a las Víctimas del Covid-19 y Ofrece Consuelo a los Dolientes

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Mientras se leían los nombres de sus seres queridos perdidos por el Covid-19 en el altar de la iglesia de San Juan-Visitación, un gong mudo sonaba y docenas de personas subían por el pasillo principal bañado por el sol para recibir una vela conmemorativa encendida del cirio pascual.

Individualmente, en parejas y en pequeños grupos familiares, los hombres y mujeres con sus mascarillas recibieron el tangible recuerdo de más de 50 personas de la comunidad parroquial del Bronx que murieron durante la pandemia.

El padre Michael Kerrigan, párroco de San Juan-Visitación, con-celebró una misa conmemorativa bilingüe el 13 de marzo junto al padre Antonio Astudillo, su vicario parroquial nacido en Ecuador.

La parroquia y la comunidad vecina de Kingsbridge son el hogar de hispanos de clase trabajadora y algunos anglos, dijo el padre Kerrigan. Sus trabajos en las industrias de servicios se vieron afectados por el cierre y el coronavirus se propagó rápidamente en el vecindario, dijo el padre.

La misa marcó el primer aniversario de la llegada de la pandemia a la ciudad de Nueva York y fue diseñada para ofrecer consuelo a los dolientes, acción de gracias para aquellos que se han recuperado y un continuo estímulo para los trabajadores de primera línea.

Los trabajadores de la salud y las personas que sufrieron el virus recibieron una bendición especial escrita por la Asociación Católica para la Salud. “Benditos sean los que no pueden ser aislados”, comenzó diciendo la bendición.

Un recién donado juego de cáliz y patena se utilizó por primera vez para la misa. Ambos fueron dedicados a las personas perdidas en la pandemia.

El padre Kerrigan dijo que la idea de la misa surgió de una reunión del personal. “Ha sido un año difícil para la gente y muchos de los que murieron la primavera pasada no pudieron tener misas fúnebres”, él dijo. También se celebró una misa conmemorativa en julio, a la que asistieron muchas personas, poco después de que se permitiera reanudar el culto público en Nueva York.

El padre Kerrigan, el padre Astudillo, quien es sacerdote retirado que reside en la rectoría, y tres miembros del personal de la parroquia se vieron infectados con el coronavirus a fines de diciembre. El sacerdote principal continúa presentando efectos persistentes y está convaleciente en otro lugar. Los demás se pudieron recuperar completamente de leves casos de Covid-19.

El párroco donó sangre después de desarrollar anticuerpos y describió la acción como "algo bueno que surgió de la dolorosa experiencia".

Uno de los afectados fue el gerente comercial de la parroquia, George Chiffriller, quien está estudiando para convertirse en diácono permanente para la arquidiócesis.

"Le dije que hiciera una maleta y que se viniera para la rectoría de tal forma que no contagiara a su esposa", dijo el padre Kerrigan.

Chiffriller se mudó a la rectoría justo en la víspera de Año Nuevo. Dijo que sus principales síntomas fueron letargo y fatiga. Sin embargo, la experiencia de vivir con los sacerdotes durante una semana fue "algo bueno para mi ministerio".

“La experiencia estuvo llena de oración y fue agradable celebrar la misa con el clero todos los días”, dijo Chiffriller.

Chiffriller fue el cantor y una de las dos personas que presentaron velas a los dolientes en la misa conmemorativa.

En su homilía, el padre Kerrigan dijo que la celebración de la misa había caído justo en el octavo aniversario de la elección del papa Francisco, quien recuerda a los fieles: “Estamos todos en el mismo barco, luchando por unirnos, pero el Señor Jesús está con nosotros y no nos abandonará".

A medida que se alivian las restricciones por la pandemia, los feligreses han regresado a misa y a las clases de educación religiosa, dijo el padre Kerrigan. La misa de vigilia del sábado en español regularmente alcanza la capacidad permitida bajo los requisitos de distanciamiento social y la temporada de Cuaresma ha atraído a más personas a la iglesia, añadió el padre.

Las clases de educación religiosa parroquial son populares entre los padres de familia que quieren que sus hijos sean instruidos en la fe. Más de 80 estudiantes recibieron la Primera Comunión en cuatro ceremonias el 12 de diciembre, la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, y un número igual se está preparando para recibir el sacramento en julio. Treinta niños serán confirmados en noviembre.

"Estos son padres que están tratando de obtener una educación para sus hijos y ayudarlos a seguir adelante", dijo el padre Kerrigan. Los niños hablan y se les enseña en inglés, pero las familias prefieren rendir culto en español, agregó el padre.

El párroco también dijo que es demasiado pronto para saber si todos los feligreses regresarán a su parroquia multigeneracional y multiétnica. "Confiamos en que vendrán mejores días, pero reconocemos que todavía estamos en medio de una pandemia".