Obispo Nacido en Cuba Cita La Fe del Pueblo de Su Tierra Natal

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El obispo auxiliar Manuel A. Cruz de la Arquidiócesis de Newark sirvió como celebrante principal y homilista en la misa de Nuestra Señora de la Caridad de la Arquidiócesis de Nueva York en la Catedral de San Patricio el pasado fin de semana. Nuestra Señora de la Caridad es la patrona de Cuba, donde la gente mantiene “el fuego de la fe” en sus corazones, dijo el obispo Cruz.

“Yo les doy la bienvenida a todos a esta celebración de la misa en honor a Nuestra Señora de la Caridad”, anunció el obispo Cruz con un sentido de orgullo al comienzo de la misa en español el 8 de septiembre, a la cual asistieron 1.200 personas.

El obispo Cruz, de 65 años, nació en Cuba y creció en Union City, Nueva Jersey. Él fue ordenado sacerdote en 1980 y fue hecho obispo auxiliar en el 2008.

“Estamos aquí hoy para dar gracias al Señor por todas las bendiciones que Él nos ha dado, por el don de la fe”, dijo el obispo Cruz en su homilía. “Y estamos aquí para recordar a nuestra Madre. Es una mujer valiente que dijo sí a Dios, sí a su voluntad”.

“Así como cuando nuestra Madre fue a la casa de Elizabeth, ella viene a nuestras casas en silencio y humildad”, dijo el obispo Cruz, al hablar de dar la bienvenida a la bendita Virgen María mientras ella busca guiarnos en nuestro camino espiritual, especialmente en tiempos de tribulación.

“El pueblo cubano ha sufrido... y continúa sufriendo en este momento”, dijo el obispo, y mencionó cómo la gente de la nación caribeña ha luchado con el régimen comunista.

“Qué historia tenemos, qué historia tenemos con Nuestra Señora de la Caridad”, recalcó el obispo al hacer notar la fortaleza de los fieles cubanos.

Con voz firme, el obispo Cruz también dijo que nadie ha podido extinguir “el fuego de la fe” en lo profundo del corazón del pueblo cubano.

El citó la importancia de la misa de septiembre de 2015 celebrada por el papa Francisco en la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad en El Cobre, Cuba. Citando el mensaje del papa, el obispo dijo: “Queremos ser una Iglesia que rompa muros y siempre siembre la reconciliación”.

Asistiendo a la misa en la Catedral de San Patricio estaba Martha Campo, feligresa de la parroquia de San Pablo Apóstol ubicada en la calle 59 west en Manhattan.

“Esta es una misa muy especial para el pueblo cubano aquí (en el área de Nueva York)”, dijo Campo a CNY después de la liturgia. “Porque recordamos a nuestros compañeros cubanos que viven en la isla. Tengo familiares en Cuba. Me gustaría que Cuba fuera libre pronto. Amén.”

Ella llamó esa su oración al Señor y por la intercesión de Nuestra Señora de la Caridad.

Cecilia Soler, presidenta del Comité de Nuestra Señora de la Caridad de la Arquidiócesis, fue una de las lectoras de la Oración de los Fieles, y quien dio comentarios de gratitud al final de la misa, expresando agradecimiento por la celebración de la eucaristía por parte del Obispo Cruz, y por el apoyo del cardenal Dolan y todos los demás que ayudaron a hacer posible la misa.

“Esta fue una misa maravillosa, y fue la primera vez celebrada por un obispo cubano. Estamos muy contentos”, dijo Soler a CNY.

La misa anual en la catedral, la cual empezó a principios de la década de los ochentas, es coordinada por la Oficina Arquidiocesana del Ministerio Hispano.

La historia de la devoción a Nuestra Señora de la Caridad se originó cerca de Santiago, Cuba, a principios del siglo XVII. Una violenta tormenta marina amenazó el pequeño bote de tres niños que recolectaban sal para preservar el suministro de carne de la ciudad. Cuando las olas menguaron y los vientos se calmaron, los niños descubrieron una estatua de 16 pulgadas flotando en el mar… Era una estatua de María con el Niño Jesús en su brazo izquierdo y una cruz en su mano derecha. La estatua no estaba mojada.

La estatua fue entonces fijada a un tablero con la inscripción en español “Soy la Virgen de la Caridad”. Los tres jóvenes llevaron la estatua a su pueblo, donde se construyó una capilla y se convirtió en un lugar de peregrinación.

El papa Benedicto XV declaró a Nuestra Señora de la Caridad patrona de Cuba en 1916 y estableció el 8 de septiembre como el día de su fiesta. El papa Pablo VI elevó el santuario a categoría de basílica en 1977 (Basílica de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre). Después, el papa Juan Pablo II, ahora San Juan Pablo II, coronó la estatua de Nuestra Señora de la Caridad como “Reina y Patrona de Cuba” durante una visita apostólica a Cuba en 1998.